Poema Secreto 1 luna de oro
- samuel gaitan
- 22 abr
- 4 Min. de lectura
"Si la luna fuere de diamantes"
Si la luna fuere de diamantes puros,
de oro fino bordada en su perfil,
brillaría menos que tus ojos oscuros,
cuando al amarte perdí mi rubí sutil.
Ese corazón, rojo fuego, tan brillante,
se extravió en tu voz de terciopelo,
y desde entonces, errante y delirante,
mi alma vaga, sin estrella ni cielo.
Mi mente, hecha zafiro por tu ausencia,
clara, azul, pero fría sin tu calor,
teje versos con dulce penitencia,
como quien canta por puro dolor.
Mas si hallara mi rubí entre los abismos,
y la luna bajara a mi jardín,
te ofrecería los astros y los mismos
sueños que bordé por ti en mi fin.
Y así, joya por joya, verso por verso,
serías mi poema perfecto y dispers
"Poema perfecto con joyas"
Si la luna, de diamantes y oro frío,
labrara su fulgor en versos puros,
sería un himno al brillo del vacío,
un eco de luceros oscuros.
Perdí un corazón rubí al amarte:
sangre encendida que el olvido esconde.
Entre cenizas busco su estandarte,
joya que el tiempo, avaro, no responde.
Mi mente es zafiro: azul que no se apaga,
cristal de eternidad, mar sin ribera,
donde navega el sueño que no nace,
y el amor, como espuma, se deshace.
Perfecto poema... si las joyas calladas
fueran más que gemas abandonadas.
Si la luna fuera de diamantes y oro
Si la luna fuera de diamantes y oro,
suspiraría en la noche con brillo soñador,
pero aún así su luz sería un espejismo,
pues mi corazón rubí perdió su color.
Lo busqué entre estrellas de cristal encendido,
en constelaciones que el destino tejió,
mas solo hallé tinieblas, vacío infinito,
donde el eco del amor se desvaneció.
Mi mente, zafiro azul, prisión de pensamientos,
guarda recuerdos que como joyas relucen,
pero ninguna gema puede igualar el momento,
cuando tu risa al alma me condujo y sedujo.
Oh, si pudiera encontrar ese corazón rubí,
que latía por ti, tan puro y tan fiel,
lo engastaría en un anillo donde nunca se huyó,
y lo llevarías tú siempre sobre tu piel.
Porque aunque la luna sea de riquezas celestes,
y aunque las estrellas sean de plata y esplendor,
ningún tesoro iguala lo que sentí al tenerte,
ni todas las joyas del mundo podrán reemplazar nuestro amor.
Así, bajo cielos de topacios y amatistas,
mi alma sigue buscando sin cesar,
ese corazón rubí que regalé al amarte,
y que aún ansío volver a abrazar.
Si la luna tejiera su manto de diamantes y oro,
y en su brillo encontrara el rubí, mi perdido tesoro,
ese corazón que un día, al amarte, dejé ir,
y mi mente, cual zafiro, pudiera al fin lucir,
no bastarían las gemas, ni el brillo celestial,
para labrar el poema que mi alma ansía, ideal.
Pues la luna, con su riqueza, solo podría evocar
la inmensidad del vacío que tu ausencia dejó al amar.
El diamante frío no iguala tu mirada encendida,
ni el oro más puro evoca la calidez de tu vida.
El rubí hallado sería un recuerdo punzante y cruel,
de un fuego extinguido, de un amor que fue para él.
Y mi mente de zafiro, clara y serena al brillar,
solo mostraría el vacío que no se puede llenar.
Porque el poema perfecto no se escribe con metal,
sino con la tinta invisible de un amor inmortal.
Así que, aunque la luna se vista de joya sin par,
y encuentre el rubí perdido en su celestial vagar,
el verdadero tesoro, la gema de eterno valor,
es el amor que sentí, más brillante que cualquier fulgor.
Si la luna fuera de diamantes y oro,
un fulgor eterno en el cielo canoro,
sus rayos tejerían sueños de plata,
y en su brillo hallaría mi alma ingrata.
Perdí un corazón, rubí ardiente y puro,
al amarte, se hundió en tu noche, oscuro.
Mas la luna, joyera de astros divinos,
lo guarda en su abrazo, entre rayos finos.
Mi mente, zafiro de cortes profundos,
refleja en su azul los dolores del mundo.
Cada faceta guarda un eco de ti,
un destello de amor que nunca sentí.
Oh, luna enjoyada, de riquezas supremas,
devuélveme el rubí que en tu luz se quema.
O déjame vagar, con mi zafiro en mano,
buscando en tu oro un destino arcano.
Si la Luna Fuera de Diamantes
Si la Luna fuera de diamantes y oro,
brillando en el cielo como un faro divino,
buscaría entre estrellas, incansable tesoro,
el rubí de mi corazón, perdido en tu camino.
Con rayos de plata recorrería valles,
exploraría mares de nocturna calma,
para encontrar la joya que dejé en tus calles
cuando te entregué completa el alma.
Mi mente de zafiro, cristalina y clara,
compone versos que son joyas talladas,
esmeraldas de palabras que mi voz declara,
perlas de emociones, por tiempo guardadas.
Ópalo de suspiros, topacio de anhelos,
amatista de sueños, jade de promesas,
la Luna custodia nuestros paralelos
mientras busco el rubí entre tus tristezas.
Si la Luna fuera de joyas preciosas,
iluminaría el sendero de nuestro destino,
y encontraría entre piedras silenciosas
aquel corazón que dejé en tu camino.




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