Las Esmeraldas de Colombia
- samuel gaitan
- 30 sept
- 2 Min. de lectura
En el vientre sagrado de la tierra andina,
donde Boyacá guarda su secreto verde,
nace el palacio interno de la esmeralda fina
que el sol de los Muzos en su luz convierte.
No es un simple mineral, es un sortilegio,
una lágrima pura de la tierra colonial,
un fragmento de selva, de antiguo privilegio,
que atesora el socavón en su penumbra total.
De las minas ancestrales, de Chivor y Coscuez,
brota ese verde vivo, ese fuego sereno,
como un trozo de cielo que la montaña fijó
para orgullo del pueblo, paisaje colombiano.
Esmeraldas esmeradas, pulidas por la historia,
son el corazón verde de esta tierra sagrada.
En su profundo brillo late la memoria
de una nación entera, de piedra y luz forjada.
Llevan el nombre de Colombia por bandera,
un tesoro del mundo, de verdes sin igual,
la gema más preciosa, la primera, la primera,
que nace en las entrañas del territorio nacional.
Las Esmeraldas de Colombia
En el corazón de los Andes orientales,
donde la cordillera toca el cielo,
nacen gemas de verdes celestiales,
tesoros que guarda el suelo.
Muzo, cuna de piedras preciosas,
en Boyacá reposa su fulgor,
donde las minas generosas
regalan esmeraldas de color.
Chivor, tierra de leyendas antiguas,
donde los muiscas vieron brillar
estas joyas en vetas contiguas,
que el mundo entero quiere admirar.
Coscuez y sus entrañas profundas,
en las montañas de Cundinamarca,
donde la tierra fecundas
ofrece gemas que el ojo embarca.
Verde intenso como la esperanza,
con tonos que el mar envidiaría,
Colombia en su abundanza
es dueña de esta joyería.
De las rocas sedimentarias emergen,
formadas en millones de años,
estas piedras que convergen
en el orgullo de nuestros hogares extraños.
Mineros de manos curtidas
arrancan del socavón
estas gemas escondidas,
orgullo de nuestra nación.
Colombia, tierra bendecida,
donde la esmeralda es reina,
tu riqueza tan querida
al mundo entero encadena.
Las Esmeraldas de Colombia
En las montañas verdes del oriente,
donde el silencio guarda su fulgor,
nacen tesoros puros, transparentes,
gemas que encienden la voz del sol.
Muzo, guardián de secretos antiguos,
ríe la tierra con piedras de luz,
y Chivor, en canto de ríos y trinos,
desvela su alma de intenso azul-verde.
Coscuez, entre montañas calladas,
teje cristales con magia ancestral,
y cada veta, por manos sagradas,
late en la roca su brillo inmortal.
Son gotas vivas del bosque profundo,
ojos de selva, verdor sin final,
Colombia las cría, regalo del mundo,
su corazón verde, eterno y vital.





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