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El Viaje que Nadie Puede Hacer por Ti

  • Foto del escritor: samuel gaitan
    samuel gaitan
  • 25 sept
  • 3 Min. de lectura

¿Alguna vez has mirado una montaña y, por un segundo, has sentido no solo el deseo de ver la cima, sino la necesidad de pisarla? ¿Has escuchado una canción que te estremece el alma y has pensado: "Yo también tengo algo así dentro"? ¿Has leído un libro que cambió tu vida y has susurrado: "¿Y si yo pudiera escribir uno?".


Esa voz… esa que acaba de hablar en tu interior… esa es la voz más importante que escucharás hoy. No es arrogancia. No es un sueño imposible. Es tu potencial llamando a la puerta. Y hoy estamos aquí para decidir si la abrimos de par en par.


Porque el viaje más grande que emprenderás no está en un mapa. Comienza en una biblioteca silenciosa a las 2 de la mañana, cuando decides entender ese último problema de matemáticas. Comienza en una hoja en blanco, cuando el cursor parpadea desafiante, esperando la primera palabra de tu libro. Comienza en un garaje, con una idea loca y un plan escrito en una servilleta. Comienza al pie de una montaña, mirando hacia arriba y dando el primer, y más difícil, paso.


Aprender no es solo acumular datos. Es aprender a pensar. Es entrenar tu mente para que cuando el mundo te presente un muro, tú no veas un obstáculo, veas los asideros para escalarlo. Crecer académicamente no es sobre títulos y diplomas; es sobre forjar un cerebro resistente, curioso e imparable. Es la herramienta más poderosa que tendrás para todo lo demás.


Porque ese conocimiento es el combustible que hará posible lo demás:


Escribir ese libro es darle voz a la historia que solo tú puedes contar.


Componer esa canción es ordenar el caos de tus emociones en algo bello que puede sanar a otros.


Crear ese negocio es resolver un problema, servir a tu comunidad, dejar tu huella en la economía del mundo.


Y sí, también escalar esa montaña y viajar por el mundo. Porque la productividad no es solo sobre hacer más en menos tiempo. ¡Es sobre vivir más vida en el tiempo que tienes! Es sobre llenar tu existencia de experiencias que te expandan, que te recuerden lo pequeño que eres y, a la vez, lo infinitamente capaz que eres.


Ahora, puede que pienses: "Pero es demasiado. ¿Por dónde empiezo?".


Empieza por lo pequeño. El viaje de mil kilómetros comienza con la decisión de atarte los cordones. No te preocupes por escribir el mejor discurso de la historia. Preocúpate por hablar con convicción. No te preocupes por ser el mejor emprendedor del mundo. Preocúpate por servir a tu primer cliente con excelencia. No te preocupes por llegar a la cima de la montaña. Preocúpate por no resbalar en la siguiente piedra.


El "éxito" no es un destino al que se llega. Es la dirección en la que caminas. Es la suma de tus pequeños esfuerzos diarios. Es la página escrita hoy, la clase entendida esta tarde, la llamada hecha mañana.


Y habrá días malos. Habrá días en que la montaña parecerá infinitamente alta, el libro terrible, la canción una tontería y el negocio una locura. Es entonces cuando más debes recordar por qué empezaste. La fatiga y la duda son temporales. El orgullo de haberlo intentado, de haber crecido en el proceso, es para siempre.


Así que yo te pregunto hoy: ¿Qué montaña estás dispuesto a escalar? ¿Qué libro arde en tu interior esperando ser escrito? ¿Qué negocio nacerá de tu ingenio? ¿A qué rincón del mundo te llama tu curiosidad?


Este es tu momento. Este es tu llamado.


No esperes el permiso de nadie. No esperes a estar "listo". Nadie está nunca completamente listo. El mundo necesita tu voz, tu ideas, tu energía, tu pasión.


Así que ve.

Estudia como si tu mente fuera la llave para liberar tu potencial.

Aprende como si cada nueva habilidad fuera un superpoder.

Crea como si nadie fuera a juzgarte.

Emprende como si no existiera el miedo al fracaso.

Viaja como si el mundo fuera tu aula definitiva.


Y cuando llegues a la cima de tu propia montaña, cuando publiques tu libro, cuando cantes tu canción, cuando contrates a tu primer empleado… mira hacia atrás y date cuenta de que el mejor discurso de la historia no fue este.


El mejor discurso de la historia será el que tú des cuando inspires a otros con el ejemplo de tu propia vida vivida con valentía y propósito.

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